En mi juventud las canciones de José Antonio Labordeta se convirtieron en enseñanzas. Sus canciones me hicieron creer que con el esfuerzo de todos el futuro sería mejor que el presente (aprendí a ser un poquito utópica).
Ese tono aragonés rudo que imprimía a sus canciones me ponía la piel de gallina y cierto nudo en la garganta. Nunca, su voz me dejó indiferente. ¡GRACIAS!
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