En la clase de Lengua Española, en la unidad seis estamos trabajando cuentos con diálogo. María la profesora, nos ha mandado escribir un cuento con diálogo. Este fin de semana, con ayuda de mi papá he escrito este cuento que se trata de la vida de mi bisabuelo.
LA VIDA PARECE UN CUENTO
Esta es la historia de un hombre que aunque parece un cuento es toda la realidad que el vivió en sus largos años de vida.
Hace ya muchos años, en un pequeño pueblo, vivía un matrimonio con sus cuatro hijos, dos niños y dos niñas. la familia vivía de la agricultura y de los trabajos que el padre y la madre hacían a otras personas, la madre en tareas del hogar y el padre en trabajos más pesados del campo.
Un buen día el padre que se llamaba Darío por las circunstancias que entonces ocurrieron se tuvo que ir a la guerra y su mujer Adela solo hacía que preguntarse
- ¿Que voy hacer yo sola ahora? – Darío le decía
– Esto acabara pronto ya lo verás.
Los niños se llamaban Antonio, Enrique, Adela y Teresa, jugaban por las calles ajenos a lo que su padre le iba a suceder, su madre se decía
– Tengo que contarles que su padre se tiene que ir a la guerra.
Un día los junto a todos y les dijo Adela:
-Hijos os tengo que decir una cosa vuestro padre se tiene que ir por un tiempo y nos quedaremos solos. Entonces Antonio que era el mayor, preguntó a su madre:
-¿Adónde se tiene que ir?, dijo y su madre le contestó:
-Se tiene que ir porque han ocurrido cosas que vosotros todavía no entendéis, Antonio tú que eres el mayor tendrás que cuidar de tus hermanos y echar una mano en casa, las hermanas entonces se preguntaban -¿Antonio ahora hará el papel de papá? – Entonces Enrique les dijo:
– ¡Oye! que yo también voy a cuidar de vosotras y me tendréis que hacer caso.
Mientras tanto su padre seguía en el frente y preguntándose -¿Cuándo acabará esto? Con la falta que les hago a mis hijos y a mi mujer - Porque aunque ellos no lo sabían su padre los echaba mucho de menos, y más cuando veía que en esta guerra estaba muriendo mucha gente inocente como niños y mujeres y eso aun le recordaba más a su familia.
Al poco tiempo de todo esto por fin acabó la guerra. Adela un día comiendo les dijo:
-Niños, ¿Sabéis que ya ha acabado la guerra? – Entonces Teresa y Adela saltaron de alegría y dijeron
-¡Que bien ya va a venir papá!, Antonio y Enrique les decían:
-Aún tardará un poco de tiempo porque esto no a hecho nada más que acabar – Entonces Antonio se enteró que su padre ya venía de camino y se fue a buscarlo con las mulas a un pueblo, que comentaron, que llegarían hay todos los que se fueron a la guerra.
Cuando su padre vio Antonio le dijo
–Antonio ¿Qué haces aquí? – Y entonces Antonio le contestó
–Pues he venido a buscarte porque creo que estarás muy cansado y por eso he venido con las mulas para que no vayas andando al pueblo.
Al llegar al pueblo Darío y Adela se dieron un gran abrazo y Darío le dijo:
-No os dejaré nunca más porque no sabéis lo que he pasado y las atrocidades que he visto.
Pasaron los años y los hijos se fueron haciendo mayores, se casaron y las niñas abandonaron el pueblo y se fueron a una ciudad ellos se quedaron en el pueblo uno trabajando en el campo y Antonio el mayor se hizo camionero y luego cuando se juntaban en fiestas o en fechas señaladas recordaban aquellos años con mucha nostalgia.
Esto es el cuento de la vida de una familia que no tiene nada de cuento.
Esta es la historia de un hombre que aunque parece un cuento es toda la realidad que el vivió en sus largos años de vida.
Hace ya muchos años, en un pequeño pueblo, vivía un matrimonio con sus cuatro hijos, dos niños y dos niñas. la familia vivía de la agricultura y de los trabajos que el padre y la madre hacían a otras personas, la madre en tareas del hogar y el padre en trabajos más pesados del campo.
Un buen día el padre que se llamaba Darío por las circunstancias que entonces ocurrieron se tuvo que ir a la guerra y su mujer Adela solo hacía que preguntarse
- ¿Que voy hacer yo sola ahora? – Darío le decía
– Esto acabara pronto ya lo verás.
Los niños se llamaban Antonio, Enrique, Adela y Teresa, jugaban por las calles ajenos a lo que su padre le iba a suceder, su madre se decía
– Tengo que contarles que su padre se tiene que ir a la guerra.
Un día los junto a todos y les dijo Adela:
-Hijos os tengo que decir una cosa vuestro padre se tiene que ir por un tiempo y nos quedaremos solos. Entonces Antonio que era el mayor, preguntó a su madre:
-¿Adónde se tiene que ir?, dijo y su madre le contestó:
-Se tiene que ir porque han ocurrido cosas que vosotros todavía no entendéis, Antonio tú que eres el mayor tendrás que cuidar de tus hermanos y echar una mano en casa, las hermanas entonces se preguntaban -¿Antonio ahora hará el papel de papá? – Entonces Enrique les dijo:
– ¡Oye! que yo también voy a cuidar de vosotras y me tendréis que hacer caso.
Mientras tanto su padre seguía en el frente y preguntándose -¿Cuándo acabará esto? Con la falta que les hago a mis hijos y a mi mujer - Porque aunque ellos no lo sabían su padre los echaba mucho de menos, y más cuando veía que en esta guerra estaba muriendo mucha gente inocente como niños y mujeres y eso aun le recordaba más a su familia.
Al poco tiempo de todo esto por fin acabó la guerra. Adela un día comiendo les dijo:
-Niños, ¿Sabéis que ya ha acabado la guerra? – Entonces Teresa y Adela saltaron de alegría y dijeron
-¡Que bien ya va a venir papá!, Antonio y Enrique les decían:
-Aún tardará un poco de tiempo porque esto no a hecho nada más que acabar – Entonces Antonio se enteró que su padre ya venía de camino y se fue a buscarlo con las mulas a un pueblo, que comentaron, que llegarían hay todos los que se fueron a la guerra.
Cuando su padre vio Antonio le dijo
–Antonio ¿Qué haces aquí? – Y entonces Antonio le contestó
–Pues he venido a buscarte porque creo que estarás muy cansado y por eso he venido con las mulas para que no vayas andando al pueblo.
Al llegar al pueblo Darío y Adela se dieron un gran abrazo y Darío le dijo:
-No os dejaré nunca más porque no sabéis lo que he pasado y las atrocidades que he visto.
Pasaron los años y los hijos se fueron haciendo mayores, se casaron y las niñas abandonaron el pueblo y se fueron a una ciudad ellos se quedaron en el pueblo uno trabajando en el campo y Antonio el mayor se hizo camionero y luego cuando se juntaban en fiestas o en fechas señaladas recordaban aquellos años con mucha nostalgia.
Esto es el cuento de la vida de una familia que no tiene nada de cuento.
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